Un año sin Oscar de la Renta no es un trago fácil de digerir, sobre todo para quienes han abrazado este oficio de diseñador de modas, luego de 365 días sin uno de sus máximos exponentes latinoamericanos.
Al cumplirse un año de la muerte del dominicano, diseñadores de Latinoamérica exaltaron su legado y la forma en que le abrió las puertas de la industria de la moda al talento latino, así como su disposición a apoyar y aconsejar a sus colegas.
Para su compatriota Francisco García, que trabajó con De la Renta hasta su muerte, el legendario modisto fue la persona que estuvo a su lado para darles el mejor consejo, más allá del ámbito laboral.
García, que trabajó para la firma desde 2009-2015 y que este año lanzó su propia marca, agradece que De la Renta haya creído en él, pese a que no estudió moda.
«Él me enseñó más a nivel personal porque para levantarse cada día y hacer lo que a uno le encanta hay que disfrutarlo. Hay que reírse, no importa cuántas peleas tenga uno en el trabajo», recordó el modisto.
Por su parte, el venezolano Ángel Sánchez, quien ha logrado crear espacio en el competido mundo de la moda en Estados Unidos, «Oscar es y seguirá siendo la referencia para los latinos más exitosa. Como diseñador latino, tengo la carrera de Oscar como una meta, como un sueño».
«Su relevancia en el mundo de la moda es algo que quisiera emular, poder lograrlo con mi carrera», afirmó el modisto, quien destacó que la ausencia de la elegante figura y sonrisa del icónico diseñador «ha dejado un vacío» en la Semana de la Moda de Nueva York.
A su turno, el colombiano Raúl Peñaranda, consideró que ha sido un año «de vacío y melancolía» pero también «de alegría» porque celebran «su legado», recordando que fue De la Renta quien le abrió las puertas de la profesión, asegura el sitio web Fashionmag.
Poco antes de morir, el diseñador dominicano nombró como director creativo del imperio que comenzó en 1965 en Nueva York al inglés Peter Copping, quien en los dos desfiles de este año afrontó con éxito el reto de continuar con el legado de exquisitez que ha caracterizado la marca, a la que De la Renta llevó el color y la luz del Caribe donde nació y creció.