El ambiente de un tradicional café milanés es lo que ha intentado recrear el director de cine Wes Anderson, quien diseñó el proyecto del Bar Luce, el nuevo espacio de la Fundación Prada.
Los colores y el mobiliario remiten a esos años ´50 y ´60, en un complejo de más de 12 mil metros cuadrados que fuera una destilería industrial, y que se ha reconvertido gracias al trabajo de OMA, Rem Koolhaas, Patrizio Bertelli, principal ejecutivo de Prada, y su esposa, Miuccia Prada.
Así, la Fundación Prada logra el objetivo de tener una sede fija para sus proyectos, luego de montar exhibiciones itinerantes en iglesias abandonadas o galpones durante las últimas dos décadas, además de alojar allí su colección de arte contemporáneo.
Anderson, responsable de films como «Los excéntricos Tenembaum» y «El Gran Hotel Budapest» empleó elementos de la cultura de esas décadas doradas, de la que se considera un fan declarado.
Muebles y sillas de fórmica, colores de época y hasta el techo abovedado, répica en miniatura del techo vidriado de la Gallleria Vittorio Emanuele, ayudan a crear esa atmósfera de mitad del siglo pasado.
«Traté de crear un lugar donde me gustaría pasar mis tardes lejos del mundo de la ficción«, dijo Wes Anderson, quien citó en la memoria descriptiva de su creación a dos icónicas películas del neorealismo italiana ambientadas en Milán: Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti y Milagro en Milán (1951) de Vittorio De Sica).