Por fin se armó la exposición de Francis Alÿs en México. Aunque él vive aquí, tenía mucho tiempo sin exhibir obra (desde el 2006 en San Ildefonso) y mucho menos a lo grande, como ahora. El Museo Tamayo abrió sus salas para que el artista belga radicado en México, desde 1977, uno de los más prestigiados en el arte contemporáneo, nos impregnara de su curiosidad, sus cuestionamientos y su sensibilidad.
Lo maravilloso de la obra de Alÿs es que no es complicada. Sí, es conceptual, pero digerible; no estoy diciendo con esto que sea fácil o para dummies, simplemente no es pretencioso, y lo digo desde mi humildísimo punto de vista como público común pero no corriente. Concibo a su arte como una purísima cuestión de emociones; no hay que ponerse a filosofar con un hipster para tratar de medio entender de qué se trata. Amo lo que me hace sentir.
Puentes migratorios
La muestra “Relato de una negociación” en el Tamayo, se conecta con “Hotel Juárez”, exhibida en la Sala de Arte Público Siqueiros, y ambas, aunque no tienen hilo conductor en las propuestas, sí lo tienen físicamente, a través de un caminito de hilos de pintura rosa y azul pintados en el piso, que van de uno a otro sitio.
“Relato de una negociación” presenta cuatro escenarios distintos, cada uno con una pregunta: “¿Qué pasaría si…?” Es una convergencia entre pintura, video e instalación, en la que Francis trata de unir el estrecho de Gibraltar con la Península Ibérica por medio de una fila de niños que sale de un punto hacia el otro; los nenes llevan en las manos unas chanclitas convertidas en diminutos veleros, que en el museo, aparecen enfrentadas a un espejo.
La serie se intitula “Puentes” y la metáfora es, por supuesto, la migración de Gibraltar a España. El proceso mismo de la obra se vuelve parte de la misma a través de la cronología, en la que podemos apreciar todo el show desde los bocetos de la idea, los pequeños cuadros al óleo en los que plasma el concepto en la plástica, hasta el video del acto.
¿Cuál es la complicación? Ninguna.
“Te va a quedar mejor, mi Francis”
Siguiente escenario: Cuba y Estados Unidos. Francis se imagina conectar ambas fronteras en ese mar por el que intentan llegar los balseros, con pequeñas barcas que salen de un país y del otro.
En Key West se organiza con los jubilados para que pongan sus yates al servicio del arte; en Cuba, hace lo propio con los humildes marineros y sus lanchitas maltrechas. La idea es colocarlos hasta encontrarse; obvio, nadie le dio permiso y fue plan clandestino.
El video es maravilloso: es casi un making of que retrata la logística del asunto; hay un organizador en jefe que se halla en Cuba y trata de ponerse de acuerdo con los marineros. En los ensayos previos, el organizador se da cuenta de que está muy complicado colocar a las embarcaciones como Alÿs las imaginó.
“Es que no se pueden poner los barcos como tú dices, los vamos a poner en filita india, Francis, y, de veras, ¡hasta te va a quedar mejor!”, le dice el mexicanísimo ‘curador de barcos’ al artista, que lo escucha al teléfono.
La metáfora es la misma, y aunque no logra en ninguno de los dos montajes la consecución, no importa: es brillante desde la concepción. Incluso, Francis pinta el cuadro “Después del evento”, para concluir la aventura, que produce sensaciones súper intensas: te gana la curiosidad, te mueres de risa, abres los ojos de la impresión, te deja con la boca abierta y luego te entra un dejo de melancolía. La tormenta de emociones es inmensa.
¿Dónde está lo pretencioso? Yo no lo vi.
De Milpa Alta a Afganistán…
Antes del tercer escenario, está el video “Tornado”, grabado en Mipa Alta, y en el que Francis caza tornados en medio de la calma desértica de la zona, para mostrar la turbulencia que sacude a la sociedad en medio de la aparente calma. Alÿs presenta un video de 40 minutos donde persigue a los tornados, los ve pasar…o los penetra.
Estéticamente, es impresionante, y además, tiene tensión. Yo, como buena guionista, siempre le busco el drama a todo y aquí se lo encontré.
Por último, en la serie de Afganistán, “Reel-Unreel”, Alÿs juega con las percepciones que las sociedades occidentales tienen sobre este país por conducto de los medios de comunicación. Por ello, nos presenta una barra de colores que aparece en medio de los juegos de los niños, o de las calles, filmados durante su participación en el proyecto artístico dOCUMENTA (13), y que continuó dos años después, por su cuenta.
Curada por Cuauhtémoc Medina, la exposición en el Tamayo vale muchísimo la pena seamos o no entendidos en el arte. Es una gran oportunidad de conocer a un artista de primerísimo nivel.
Alÿs estuvo en todas las presentaciones y hasta dio entrevistas (cosa rara), pero lo mejor fueron las cenas con los cuates. La adoradísima Abaseh Mirvali –culpable absoluta de que yo sea fan de Alÿs, por cierto–, organizó junto con Carlos Couturier una cenita en casa del famoso hotelero, a la que acudieron amigos como Eduardo Prieto y Rafa Micha –uno de los mecenas de la expo en México, a través de Grupo Habita–; ella cocinó comida iraní, mientras que el anfitrión, comida veracruzana.
Hermoso pretexto, también, para celebrar los Años Nuevos persa y afgano (algo muy bello tomando en cuenta uno de los temas de la muestra), el opening en el Tamayo, y, por qué no, su amistad.
Déjense llevar por la emoción
Ya sé que me van a protestar diciendo que esta columna es social y no de arte; también sé que muchos de ustedes se enojaron mucho con Zona Maco por su oferta cuantitativa y no cualitativa, pero les voy a decir dos cosas: no todo el arte contemporáneo es bullshit; así como hay porquerías absolutas, artistas inventados en viaje de peyote permanente, hay maravillosos artistas que sí lo son: tienen propuesta, tienen talento y sensibilidad.
Claro, no todos son Francis Alÿs ni tienen la popularidad y el colorido de Kusama; también habrá quien piense de Jeff Koons es casi un payasito globero de semáforo convertido en estrella del arte, o que Damien Hirst parece mago de Las Vegas, pero nadie puede regatearles su propuesta (digo, ninguno usa papel de baño para establecer puntos de vista); pero el tema con el arte contemporáneo, creo, es simple: o lo amas o lo odias.
Bajo esa premisa, amiguitos, elijan a sus artistas. Yo soy mega fan de Alÿs, pero igual mañana viene uno de ustedes a escribirme que no le gustó y que cómo me atrevo a recomendarla. Pero estoy segura que no será así. Yo sólo les digo que vayan en el mood relax, entren a la convención, abran la mente, y simplemente, disfrútenlo. (Además, no usa papel de baño).
El remate: Santana en el Sheraton
Hablando de artistas, pero en otros rubros, les cuento que el virtuoso de la guitarra Carlos Santana, dará concierto gratuito en el Ángel de la Independencia este sábado, como parte de su gira “Corazón Tour”.
Diría mi mamá, “¿¡¡Quéeee, en la calleeeeee,?!! Qué horrooooor el tumultooooo y la incomodidaaaaaad”. Así que para gente como ella, el hotel Sheraton María Isabel ofrece disfrutar del concierto desde la comodidad de la terraza del restaurante Amici, con vista al show.
Este es el deal: Hospedaje para dos personas con derecho a presenciar el concierto de Santana desde la terraza del Restaurante Amici, más el desayuno buffet la mañana siguiente en el restaurante Manhatan Deli; todo por un precio especial de 1,400 pesos, en lugar de 2,500 de su costo habitual.
Reservaciones: 5242 5555.
¡Nos leemos la próxima semana!
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