La celebración de Halloween se adelantó en la famosa Mansión Playboy, que festejó la Noche de Brujas en la residencia privada del magnate Hugh Hefner.
Varias de las más famosas conejitas se disfrazaron para la ocasión, en la residencia en la que se construyeron tres cementerios y dos bosques embrujados.
Unos 800 invitados participaron de la fiesta, divididos por colores de entradas: las púrpuras y azules para avanzar en la cola del transbordador, y las verdes y naranjas que debieron esperar.
Dentro de la Mansión Playboy, conejitas e invitados bailaron y bebieron hasta altas horas de la noche, entre falsa niebla y delicias gastronómicas.