Gigantes de la indumentaria deportiva como Adidas o Nike disputan de manera encarnizada el mercado de hoy en día, recurriendo a las más variadas estrategias de marketing.
Sin embargo, fue Converse quien abrió, en los comienzos del siglo XX, el camino hacia la estrecha relación entre deporte y calzado, aunque sus orígenes fueran como fabricante de zapatos de caucho.
Fue en 1908, cuando el fabricante Marquis Mills Converse abrió su primera fábrica en Malden, Massachusetts, comenzando con el calzado deportivo hacia 1915, reconocido por su comodidad, sencillez y no falto de estilo desenfadado.
Dos años después, Converse ingresaba al mundo del baloncesto con un modelo llamado All Star, que fuera rediseñada en 1921 por Chuck Taylor, un ex jugador de baloncesto, quien inspiró la Converse All Star.
Taylor introdujo innovaciones, como el icónico parche circular con una estrella azul en la parte inferior de los tobillos, y más tarde la firma del propio creador.
La II Guerra Mundial provocó un cambio en la política de la empresa, que la obligó a fabricar calzado para el ejército. Sin embargo, Taylor comenzó un trabajo de hormiga para convencer a todos sobre las bondades de All Star, logrando que casi todos los jugadores de baloncesto estadounidenses las usaran.
Al comienzo sólo se fabricaron en color negro, y fue hasta 1947 cuando se empezaron a manufacturar también en color blanco.
Hacia 1966, Converse tenía entre el 80 y el 90 por ciento del mercado de zapatillas deportivas en Estados Unidos, aunque las exigencias del marketing obligó a la empresa a fabricar tenis en diferentes colores, convirtiéndose en el calzado oficial de la todopoderosa NBA.
Pero Chuck Taylor moriría en 1969, un año después de jubilarse, siendo introducido en el Salón de la Fama del Naismith Memorial por sus aportaciones al baloncesto.
Converse dominó el mercado en los ´70 y ´80, lanzando nuevas líneas como la Heritage o la Jack Purcell, con su slogan «los zapatos que están por doquier», tal como promocionaban en un aviso comercial dos figuras de entonces como Magic Johnson, Julius Erving y Larry Bird.
Sin embargo, tras la muerte de Taylor aparecieron otras firmas como Reebok y Nike, ésta última de la mano de Michael Jordan, quienes comenzaron a amenazar la posición dominante de All Star con nuevos modelos y novedosos materiales.
La lona dejó paso a la piel, al cuero, y sobre todo a los materiales sintéticos, y Converse intentó en 1986 un último recurso para mantener su gloria. Presentó las Weapon, modelo que llevaron estrellas del basquet, y que podían personalizarse con los colores del equipo favorito.
Sin embargo, faltaría el golpe final, cuando Converse pierde su condición de zapatilla oficial de la NBA, declarándose en bancarrota en 2001.
Pero llegó la mano salvadora de Nike, que la compra en 2003, y con el aporte de reconocidos diseñadores despega nuevamente, aunque sin presencia en la NBA.
La actualidad indica que Converse All Star ha vendido casi mil millones de pares desde su creación, en 1917, y acaba de denunciar la falsificación de su emblemático modelo Chuck Taylor por parte de marcas prestigiosas como Ralph Lauren o Wal Mart, entre algunas de las 31 compañías a quienes demandó.