Considerada la segunda ciudad con mayor reserva de monumentos, por detrás de Praga, Olomuc se levanta como un misterioso secreto barroco en la República Checa.
Gracias a su favorable ubicación, antigua universidad, tradiciones eclesiásticas y culturales fue durante siglos un natural centro de Moravia, cuyo punto dominante es la Columna de la Santísima Trinidad, inscrita en la lista de la UNESCO.
Situada en la Plaza Alta, es la agrupación de esculturas barrocas más grande de Europa Central, destacando junto a una serie de edificios y el reloj astronómico, pintado en estilo del realismo socialista.
La visita a la zona central no puede prescindir de la Fortaleza de Oloumouc, que con sus macizas murallas y extensos cuarteles debió poner resistencia a los ataques del enfurecido ejército de Prusia, además de maravillarse con los tesoros del Museo de la Archidiócesis, fundado gracias a Juan Pablo II o el recinto de peregrinación llamado Colina Santa.
La Olomouc morava, «ciudad de soldados y clérigos», alcanzó su máxima fama en los tiempos del barroco, reflejando aquel espíritu en sus seis únicas fuentes barrocas. Los nombres de Neptuno, Hércules, Júpiter, Tritón, César y Mercurio muestran que los artistas de aquellos tiempos buscaban inspiración en la mitología antigua.
El casco histórico de Olomouc ofrece atractivos como El Palacio Arzobispal, uno de los complejos más extensos de la ciudad, que hasta hoy sigue siendo residencia de los obispos de Olomouc.